La Autoridad Portuaria de Motril ha habilitado una superficie de 14.000 metros cuadrados en su Zona de Actividades Logísticas (ZAL) para el depósito y almacenamiento de mercancías y cargas de proyecto. Se trata de un nuevo tráfico de torres para aerogeneradores, procedentes de la planta que la empresa Gamesa tiene en Linares, que ya han comenzado a acopiarse en esta nueva zona, que pasa a tener la consideración de fiscal y aduanera. De momento hay confirmados en torno a diez embarques y su exportación se realizará durante la primavera o el verano del próximo año.
Entre los servicios que presta el Puerto de Motril se encuentra la carga y descarga de materiales de diferente tamaño, peso y envergadura para los que ahora se utiliza el muelle de las Azucenas, el caso de las mayores palas eólicas que se fabrican en España.
“Dada la evolución que está experimentando el puerto y este tráfico de mercancías en particular se ha constatado la necesidad de generar bolsas de terreno”, según ha señalado el presidente de la Autoridad Portuaria, José García Fuentes, que reconoce que “gran parte de la superficie de muelle destinada a este fin ya se encuentra ocupada, por lo que este nuevo espacio en la ZAL es una solución”.
Diferentes usos
En ese sentido, el objetivo de este proyecto de urbanización, según reza su memoria, es garantizar una superficie con capacidad suficiente que permita los diferentes usos que se le da al suelo portuario en las operaciones de explotación, ampliando la oferta disponible.
La ejecución de la obra viene precedida de un estudio topográfico que ha permitido elegir la solución más económica y la de menor afección en el estado final de la explanada.
La carga de proyecto o Project Cargo está considerada uno de los tráficos más atractivos de la industria logística por la que los puertos pujan para hacerse hueco en el mercado. “Con esta nueva superficie habilitada, el Puerto de Motril afianza su especialización en mercancía extra dimensionada, considera además limpia, sostenible a nivel medioambiental y de gran valor añadido”, ha indicado García Fuentes.
Desde finales de la década de los noventa del pasado siglo se viene trabajando con estos elementos, aunque es a partir del 2.000 cuando se hace con regularidad.
