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La cita, ineludible para los cofrades motrileños y amantes de la Semana Santa, es- tuvo presidida por el presidente de la Agrupación de Cofradías, Manuel Terrón, el Consi- liario de la corporación, el Rvdo. P. D. José Albaladejo, la alcaldesa de Motril, Flor Almón, y el concejal de Cultura, Francisco Ruiz, acompañados por diferentes miembros del equipo de Gobierno, corporación municipal, autoridad portuaria y fuerzas y cuerpos de seguridad de la ciudad.
La asociación musical de Armilla abría el telón a las 20:30 h. con la interpretación de diferentes marchas procesionales como Jesús de las Penas, Passio Granatensis o Amar- guras. Con esta última, Motril y su Semana Santa se unían a la celebración del centenario de esta reconocida marcha.
Minutos antes del inicio del pregón, el Consiliario de la Agrupación de Cofradías, el Reverendo Padre José Albaladejo, ha remarcado la importancia de esta celebración con la que la Agrupación de Cofradías y las Hermandades motrileñas demuestran un trabajo “firme”. En este sentido, el reverendo ha deseado que este tiempo cuaresmal siga siendo “fiel reflejo y expresión de la fe motrileña”.

Tras la presentación de Alberto Manuel García, José Carlos Rodríguez se preparaba para dar un auténtico recital cargado de respeto, cariño y modestia, en el que logró dibujar el sentir de cada Cofradía motrileña. Este vecino de Almuñécar, traía “el corazón lleno de amor a rebosar” para convertirse en un “humilde pregonero”, a pesar de que su retórica ha levantado al público en varias ocasiones y bordado a la perfección más de diez pasajes titulados con frases de la oración del Padre Nuestro y dedicado a cada una de las Hermandades de la ciudad.
Si por algo pasará a la historia el pregón de Rodríguez, emocionante hasta el último minuto, es por la dedicatoria final a la juventud cofrade. “Debéis ser como Laureano Rodrí- guez, y tantos otros motrileños, que quisieron en su tiempo hacer de la Semana Santa de Motril lo que hoy es, un referente cofrade a nivel granadino y andaluz”, ha remarcado.
En los últimos compases de su disertación, el pregonero hacía un bello homenaje a los “niños de Motril”, a los que pedía tocar las campanas de barro haciéndolas “sonar bien alto” para despedir un pregón que exprimió el arte y el sentimiento cofrade.
“Campanillas de barro elevaros a lo más alto, pues en cada campanada está el sueño de los mayores y de los que se fueron al cielo, sabiendo que en cada campana está ese prometedor futuro que aguarda. A esta pasión cofrade y motrileña… llamada Semana Santa”, ha concluido el pregonero.

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