Investigadores públicos y privados junto a agricultores, en el marco de un proyecto europeo, desarrollan una experiencia para aplicar la lucha integrada al ciclo completo del cultivo de la sandía. La iniciativa ha revelado un importante número de ventajas en esta forma de cultivar dicha fruta.
Los agricultores participantes han implementado el control biológico por conservación en el cultivo de sandías de su invernadero, desde la preparación previa a la siembra hasta el momento previo de la cosecha. Una de las claves es la biodiversidad de plantas existente tanto dentro como fuera de dichos invernaderos, lo que incrementa la productividad de sandía en estas explotaciones, además de mejorar el impacto visual externo de estos invernaderos. Se trata de especies como la Lobularia maritima y el girasol.
Así, para hacer frente al pulgón y la araña roja, principales plagas que podrían atacar al cultivo de sandía una de las claves ha sido la anticipación. Las plantas reservorio, muy importantes para dar cobijo y alimento a la fauna auxiliar, se plantaron dos meses antes del trasplante de la sandía, por lo que cuando se inició el cultivo ya existían numerosos parasitoides y depredadores del pulgón. Igualmente fue determinante la suelta adecuada del depredador swirskii para atacar la araña roja en los focos dónde apareciese.
También es importante controlar la humedad en el cultivo de sandía, bien con agua en el pasillo, con nebulizador para que sobrevivan todos los insectos que se sueltan para que se coman a las plagas.