La comunidad rumana de Motril celebra este martes por la tarde, en el Centro Intercultural de la Rambla de los Álamos, a partir de las 18.00 horas, el Día del Martisor y el Día de la Madre. En esta fiesta tradicional de Rumanía van a participar los alumnos del Curso de Lengua, Cultura y Civilización Rumana y sus familias.
La edil de Inmigración y Educación, Mercedes Sánchez, ha felicitado a la comunidad rumana por la celebración de estas fiestas y ha recordado que pese a que el Ayuntamiento no tiene competencias en materia de Inmigración, es importante conocer más de quienes vienen a vivir a Motril para favorecer su acogida e integración social.
“Motril es una ciudad acogedora. Son muchas las nacionalidades que conforman el censo de la ciudad, entre cuya población viven alrededor de 3.000 personas de origen rumano. Para facilitar su integración y mantener los vínculos con su país de origen, las concejalías de Educación e Inmigración han organizado una serie de actividades y cursos de lengua y cultura rumana dirigidos principalmente a escolares y jóvenes cuyos padres son de origen rumano y que tienen curiosidad por aprender las tradiciones de su país de origen, su cultura y, sobre todo, el idioma. El objetivo es fomentar y promocionar el asociacionismo y la participación social entre la población inmigrante para favorecer la convivencia y su integración”, ha indicado Mercedes Sánchez.
En ambas celebraciones, Mercedes Sánchez ha explicado que los docentes del curso de lengua y cultura rumana, puesto en marcha por el Gobierno rumano con el apoyo del ministerio de Educación, Cultura y Deporte español, han ofrecido su colaboración, “como también lo ha hecho el área de Igualdad en este mes de marzo en el que se celebran las actividades del Día de la Mujer”, ha agregado Sánchez.
El ‘Mărţişorul’ es una de las fiestas ancestrales de Rumanía y está relacionada con el cambio de estación y por extensión con los ciclos de fertilidad de la tierra, celebraciones que todas las culturas del mundo festejan desde tiempos inmemoriales.
La llegada de la primavera y la mejora del clima alegran a la gente, especialmente en los lugares donde el invierno ha sido duro y las nieves ya empiezan a derretirse.
Según la tradición, se regalan a primeros de marzo a las mujeres pequeños objetos decorativos, los mărţişor (diminutivo de martie, marzo en rumano) y también una flor llamada Ghiocel. Normalmente llevan atado un hilo blanco y rojo, símbolos de la primavera y el invierno.