La principal consecuencia de la mala gestión del Área de limpieza municipal es la falta de limpieza de calles y plazas y la situación de deterioro en cuanto a limpieza de determinadas zonas y barrios de la ciudad.
Unas deficiencias evidentes que los vecinos comprueban y denuncian a diario, pero que la alcaldesa trata de ocultar con fotos y reportajes de actuaciones aisladas que no son más que el decorado de su autocomplacencia.
La portavoz de IU-Equo, Inma Omiste ha manifestado que “la ciudad no se limpia subiendo fotos” en las que la alcaldesa se felicita a sí misma y a su equipo de lo bien que lo están haciendo, sino con vocación de servicio público, con los recursos necesarios, con una organización adecuada de los mismos y con una gestión honesta del servicio.
Desde IU-Equo se reclama un refuerzo urgente de la plantilla con el objeto de atajar las deficiencias del servicio y de mejorar las condiciones de trabajo de la plantilla.
Su portavoz, Inma Omiste, ha instado al gobierno local que “apueste decididamente por los servicios públicos” y que lleve a cabo una “gestión honesta” orientada a la eficacia y la calidad del servicio, dejando de lado sus intenciones privatizadoras.
A pesar de las externalizaciones que el gobierno local ha llevado a cabo durante su mandato (Varadero, Santa Adela y Playa Granada), el servicio de limpieza municipal se encuentra desbordado ante la tarea que tiene encomendada, que no es otra que la limpieza de las calles de la ciudad y de las diversas instalaciones, oficinas, dependencias y edificios municipales (colegios, instalaciones deportivas y culturales, Parque de bomberos, charca de Suárez, cementerio, mercado…).
En el caso de la limpieza de exteriores (calles, plazas y barrios), la plantilla es de 14 trabajadores y trabajadoras. Una dotación claramente insuficiente que ha provocado que en determinados días durante las últimas semanas hayan salido a la calle únicamente diez trabajadoras o trabajadores, para su limpieza.
Una limpieza, la de exteriores, que se divide en 40 sectores en los que se distribuyen las diferentes zonas de la ciudad, a los que se les asigna distintos grados de prioridad, lo que supone mayor intensidad en la frecuencia de limpieza, que recae, sobre todo, en calles y zonas céntricas de la ciudad.
Cada trabajador tiene asignados tres sectores de limpieza, de modo que algunos de los sectores (barrios, calles y plazas distanciadas del centro de la ciudad) tienen poco o ninguna frecuencia de limpieza, lo que explica las constantes quejas y denuncias de vecinos y vecinas de muchas calles y barrios de la ciudad.
Por su parte, las trabajadoras de interiores tienen encomendada la limpieza diaria de edificios e instalaciones municipales, que suponen más de setenta espacios de limpieza en los que desarrollan su tarea diariamente, una carga de trabajo que se distribuye entre las 50 trabajadoras que integran la plantilla en esta sección de limpieza de interiores.
Hay trabajadoras que tienen asignados hasta cuatro edificios para limpiar diariamente, a lo que se le une el necesario desplazamiento entre los diferentes lugares donde éstos se ubican.
De este modo, lógicamente, la calidad del trabajo se resiente, dado que es escaso el tiempo que se les dedica a cada uno de los puntos. Además, estas condiciones de trabajo no son las más adecuadas para el desarrollo de la tarea que tienen encomendada y en muchos casos son las causantes de problemas de salud laboral que afectan a las trabajadoras y que motivan frecuentes bajas laborales.
Dadas estas malas condiciones, no debe extrañar las consiguientes bajas médicas por enfermedad o por dolencias derivadas de dichas condiciones de trabajo.
Sin embargo, a pesar de que el volumen de trabajo se mantiene constante, la plantilla municipal de limpieza se ha reducido aproximadamente en un 50% en los últimos años, a lo que se une la elevada media de edad de la plantilla actual, que se sitúa en torno a los 55 años.