Windermere Club. Una adaptación de la obra de Oscar Wilde, El abanico de Lady Windermere.
Gran teatro para este sábado. Con doble función en el teatro Calderón a las 19:30 y 21:30. Precio de entradas. 12 y 15 euros.
Una vieja máxima reza que si no tienes nada nuevo que aportar a un clásico mil veces representado, mejor monta otra obra. Los escenarios españoles están llenos de estrenos que buscan su respetabilidad en lo indiscutible del texto que suben a escena para así enmascarar sus carencias teatrales.
No es el caso de Windermere Club, la adaptación libre que ha hecho Juan Carlos Rubio de la obra de Wilde. Rubio (que según él mismo confiesa, llevaba tiempo queriendo abordar el texto original) ha prescindido de la época victoriana y con ella del discurso sobre la moral, las mujeres buenas y las mujeres malas así de algunos personajes originales. Todo ello con la finalidad de trasladar la obra no solo al 2015 sino a un club latino de la ciudad de Miami. Una propuesta tan atractiva como lúdica y divertida gracias a que Rubio logra mantener la viveza y la brillantez de los diálogos originales potenciando con el cambio de espacio y tiempo los conflictos y pasiones que le interesan.
Le ayudan para ello una Natalia Millán que combina (sin esfuerzo y sin perder la clase) el misterio que rodea a su señora Nadir con las auténticas motivaciones que la llevan hasta el Windermere club a encontrarse con Sara, personaje interpretado con soltura y delgadez por la argentina Susana Abaitua. Está fantástica, como siempre, Teresa Hurtado de Ory a pesar de que en su texto se cuelen expresiones españolas y en su dicción “ces” en lugar de “eses” cuando su personaje es el de una mexicana que reniega de sus orígenes para así integrarse mejor en la cultura gringa. Es esta cuestión de las diferencias de vocabulario y gramaticales entre los castellanos de diferentes países una asignatura pendiente de los dramaturgos españoles y/o de los directores de casting.
Estupendo (lo que tiene doble mérito representándose la obra en el imposible escenario del Teatro Fernán Gómez) el espacio escénico de Asier Sancho y eficaz el vestuario de Libert Lado.
Un espectáculo en suma muy agradable de ver, atrevido pero no traidor y tan lleno de música como de abanicos.