El corazón de la solidaridad late junto a la estación de autobuses de Motril

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Se ha convertido en todo un hábito de la población: el acumular los tapones de plástico, en casas y negocios, para luego dejarlos en un contenedor habilitado al efecto. Son muchas las personas que son conscientes no sólo del beneficio medioambiental que ello supone, sino que al mismo tiempo saben que con ello echarán una mano para una causa humanitaria y solidaria que, en muchos casos, lleva el nombre propio de personas y especialmente niños a los que todos pueden ayudar.

“El acceso a la estación es un lugar estratégico para ubicar este contenedor en forma de corazón, que ha sido posible gracias a la empresa Fajardo y la Fundación Ruycan, demostrándose la grandeza de quienes sólo quieren trabajar para las personas que lo necesitan”, ha expresado la alcaldesa Luisa María García Chamorro, quien ha agradecido asimismo la colaboración y disposición de Alsa “porque esto es algo más que un contenedor de tapones, es un símbolo de cómo todos podemos aportar un grano de arena para construir una montaña”, subrayó la alcaldesa.

Enrique Osuna, coordinador de Transportes de Alsa, puso de relieve el corazón demostrado por la familia Fajardo, que ha cedido el contenedor “como un gesto altruista de la familia hacia la fundación”.

José Andrés Ruiz, presidente de la Fundación Ruycan explicó que “es un corazón solidario más, un paso más hacia algo muy grande e importante en el que Motril nos está apoyando al máximo, tanto su Ayuntamiento como a la empresa Fajardo”. Son lugares donde el ciudadano deposita sus tapones, y que irán creciendo en Motril, “un bien solidario que, tras el almacenaje y venta a empresas de reciclado, se financian campañas que ayudan directamente a personas que lo necesitan”, destacó Ruiz.

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