Tres de los cinco módulos de socorrismo de playas del municipio cuentan ya con este servicio, muy demandado por los usuarios
Las playas de Salobreña son este verano más accesibles gracias a la incorporación de dos nuevas sillas anfibias que refuerzan el servicio de baño para personas minusválidas. Hasta ahora solo había una que se encontraba en el puesto principal de socorrismo, mientras que ahora son tres los módulos que proporcionan esta asistencia.
Las sillas anfibias son utilizadas por las personas con movilidad reducida que las solicitan y son acompañadas por un socorrista que las ayuda a introducirse en el agua con ellas. No es necesario realizar reservas previas, sino que el procedimiento consiste en que el usuario o algún familiar se acerca al módulo y le pide al socorrista su utilización. En caso de estar en uso, deberá esperar hasta que se desocupe.
Según explica el concejal de Turismo y Playas del Ayuntamiento de Salobreña, Gabriel Alonso, el de las sillas anfibias es un servicio muy demandado por los bañistas, por lo que esta nueva adquisición permitirá cubrir mejor esa necesidad. “Desde el Ayuntamiento de Salobreña siempre intentamos tener unas playas más accesibles para todos. Con estas dos nuevas sillas, tres de los cinco módulos de salvamento que tenemos en la playa cuentan con ellas”.
El coste de las dos unidades anfibias ha ascendido a 3.000 euros. Además del puesto principal de vigilancia de playas, situado a la altura de la avenida del Mediterráneo, también disponen ahora del servicio el módulo de la playa del Peñón y el que se encuentra frente a la urbanización Los Faroles.
Estos artilugios se utilizan solo en jornadas en las que ondea la bandera verde, pues supondría un riesgo de hacerlo con bandera amarilla. Al tener flotabilidad positiva permiten que una persona con movilidad reducida se siente en ella, y gracias a sus ruedas son trasladadas hasta el mar por parte del socorrista. Una vez allí es un familiar el que se queda junto al usuario para que disfrute del baño, de forma que el socorrista pueda continuar con la vigilancia de la playa, aunque sin perder de vista a la persona que se encuentra en la silla anfibia.