Desde la Asociación denuncian que, debido a la falta de voluntad política del gobierno municipal de las derechas, en Motril permanecen inalterados elementos contrarios a la memoria democrática como escudos, insignias, placas y objetos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública en los que se realizan menciones conmemorativas en exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar y de la Dictadura, de sus dirigentes, y de las unidades civiles o militares de colaboración con el régimen franquista.
De este modo, la ciudad de Motril se ha incorporado por méritos propios a lo que podría denominarse la geografía de la infamia franquista, un mapa que retrata el carácter preconstitucional y claramente antidemocrático de sus gobernantes que, en muchos casos, se niegan a condenar la dictadura franquista o, en otros, como es el caso del teniente de alcalde de Motril, Antonio Escámez, se han opuesto frontalmente a la retirada de honores y distinciones a militares golpistas y jerarcas de la dictadura, defendiendo públicamente la labor del dictador.
Así se pretende invisibilizar las graves violaciones de derechos humanos cometidas durante el franquismo, considerando que las víctimas del genocidio franquista solo son huesos para olvidar.
En este sentido, desde la asociación se señala que la memoria de las víctimas del golpe de Estado, de la Guerra y de la Dictadura franquista, su reconocimiento, reparación y dignificación, es un signo de la calidad de la democracia y un deber ético de los poderes públicos para evitar la repetición de cualquier forma de violencia política o totalitarismo.
La cárcel de Los Hospitalicos
Es conocido y aceptado históricamente que en el lugar en el que ahora se encuentra la plaza de la Tenería, estuvo uno de los centros de detención de Motril, donde numerosas personas que habían combatido al franquismo fueron objeto de tortura y pasaron hambre, llegando a morir algunos por estos motivos. Al menos, 15 personas de Motril y su comarca, según el historiador Juan Hidalgo Cámara, autor entre otras investigaciones de “La represión franquista en la costa granadina”.
Según el cronista oficial de la ciudad, Manuel Domínguez García, en la actual plaza de la Tenería hubo un baño musulmán. Tras la conquista cristiana tuvo otros usos y, más tarde, se construyeron allí los llamados Hospitalicos, convertidos a raíz de la dominación franquista en cárcel y, posteriormente, en colegio de niños, que se le llamó “Cardenal Belluga”.
Los diferentes testimonios escritos y orales recopilados, entre otros por el historiador José María Azuaga, dan cuenta de las terribles condiciones de internamiento en la cárcel y de las palizas, torturas y condiciones inhumanas a que se sometía a las personas confinadas.
Con motivo del inicio de las obras de rehabilitación de la plaza en 2020, Azuaga y Jacqueline López, recordaban a la alcaldesa de Motril en una carta abierta que la plaza tiene una historia reciente como centro de represión franquista que estaba siendo intencionalmente ignorada en la reconstrucción del relato histórico de la plaza elaborado por el Ayuntamiento.
López y Azuaga proponen en esa carta abierta a la alcaldesa de Motril que recuperar esa plaza, con su pasado histórico, debe hacerse también con el recuerdo de lo ocurrido en la guerra y la posguerra. Cualquier elemento de explicación, que sirva para aclarar lo ocurrido en el siglo XVI o en fases anteriores, debería contener igualmente la historia más reciente: la de la represión franquista, porque forma parte de nuestra cultura y de nuestras raíces