La Fundación Adecco ha analizado las principales claves del último Informe de Mercado de Trabajo de las Personas con Discapacidad 2019, elaborado por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). Estas son las principales conclusiones:
· De las 1.860.600 personas con discapacidad en edad de trabajar, 651.700 eran activos.
· La tasa de actividad de las personas con discapacidad es de 35%, 42,7 puntos inferior a la de la población sin discapacidad; o, dicho de otra manera, el 65% de las personas con discapacidad no tiene trabajo ni lo busca.
· A diferencia del resto de la población en edad laboral, las personas con discapacidad entre 16 y 64 años han ido aumentando, pasando de 1.840.700 a 1.860.600 en un año. Su peso sobre la población total en edad laboral supone el 6,19%.
· Tras dos años de descenso, el número de parados con discapacidad vuelve a subir, acumulando en el último decenio un aumento por encima del 75% y registrando así 143.553 nuevos demandantes con discapacidad.
· El paro entre las personas con discapacidad es mayor entre las mujeres, aunque con diferencias muy inferiores al que se produce entre el resto de los demandantes. Y más de la mitad se ve afectada por el paro de larga duración: mayor entre mujeres y entre los demandantes de mayor edad.
· Sin embargo, la contratación de las personas con discapacidad aumenta un 10% con respecto al año pasado sin mostrar grandes diferencias por sexos presentando en ambos casos una tasa similar; pero sí por edad: las tres cuartas partes se concentran en los mayores de 45 años (57% del total)
· Del mismo modo, crece la afiliación de las personas con discapacidad más de un 7%, y lo hace de manera más pronunciada (10,5% de media) en menores de 25 años y mayores de 45 años, los grupos de edad más vulnerables al desempleo.
· El 43% de los demandantes parados con discapacidad tiene solo estudios primarios, una cifra que alerta de la falta de formación como gran determinante de acceso al mercado laboral. Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, “la inclusión laboral debe empezar en las etapas educativas y formativas o no podrán competir en igualdad de condiciones en el mercado laboral”.