En el marco de la Operación “ESCOTA”, coordinada por EUROPOL, agentes de la Guardia Civil, Border Guard y Central Investigation Bureau de Polonia, la Guardia di Finanza de Italia, la National Crime Agency británica y la Policía Aduanera de Gibraltar, han desmantelado una organización criminal integrada por ciudadanos polacos dedicada al tráfico internacional de sustancias estupefacientes desde Marruecos a la Unión Europea, principalmente a Polonia, Gran Bretaña, Suecia, Alemania y Ucrania.
En la operación se ha detenido e imputado a 19 personas de origen polaco por delitos de organización criminal y contra la salud pública. Entre los detenidos se encuentra el jefe de una de las cuatro organizaciones delictivas más importantes de Polonia, que estaría involucrado en asesinatos, robos y extorsiones.
La organización tenía su base de operaciones en la costa granadina
En el grupo investigado, cada miembro contaba con una misión claramente diferenciada del resto, habiendo establecido la base de operaciones en una pequeña localidad costera de la provincia granadina, desde donde uno de los miembros de la banda delictiva se encargaba de tener a punto toda la logística y mantener relaciones sociales con personas influyentes de la zona que pudieran facilitarle los medios que la organización criminal necesitara.
El jefe, de nacionalidad polaca, residía principalmente en Polonia y Alemania, si bien, cuando se acercaba el momento de la realización del hecho delictivo y dado que era una persona especialmente minuciosa en los detalles de la organización delictiva, alquilaba una vivienda de lujo en la costa malagueña para, desde allí, controlar todos los movimientos que se realizaban en torno a la preparación del ilícito.
Por su propia seguridad, en España residía a más de 150 Km de la base de operaciones granadina, la cual visitaba casi a diario para realizar el minucioso control al que sometía al resto de los miembros de la organización.
Para un control mayor de la situación, ordenó a dos de los integrantes de la organización delictiva que fijaran su domicilio en una de las embarcaciones que usarían tres meses después para realizar el transporte de sustancias estupefacientes desde Marruecos hasta el continente europeo.
Tras una compleja labor de investigación y gracias a la coordinación de EUROPOL, las distintas policías europeas que participaron en la investigación consiguieron que se abordase la embarcación en aguas territoriales italianas cuando, con destino al citado país, portaba más de 3.300 kg de hachís, así como realizar detenciones y registros de forma coordinada entre Polonia y España.