Obituario de Rogelio López a su Padre

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Papá nació el  19 de diciembre de 1927. Cursa estudios en Granada, obteniendo las titulaciones de Magisterio y de Licenciado en Derecho. En 1956 ingresa en el Cuerpo superior de Administradores Civiles del Estado. Está en posesión de la Encomienda de Alfonso X El Sabio desde junio de 1977.

Se jubiló en 1992 siendo vocal ponente, decano del Tribunal Económico Administrativo Central.

Voy a hablar de lo que a mi padre le gustaría que hablara,

  • De Motril
  • De su familia
  • De su relación con Dios

1) De  Motril,  del que era Cronista Oficial de la Ciudad desde el año 2013, y del que el verano pasado, en una entrevista en El Faro, el periódico de la ciudad, hablaba así,  cuando le preguntaban sobre sus veranos en Motril,

Te voy a contestar con una respuesta que describe mi estancia y mis viajes a Motril. Por motivos del servicio militar estuve durante dos años en las milicias universitarias del campamento de Ronda, donde actualmente está la Legión y para mí es como si no hubieran pasado esos años. No veranear en Motril, en mi pueblo, es como si no hubieran pasado. Las estancias y venidas a Motril por el verano han sido como volver a mis raíces, aspecto que me revitaliza. Para mi cronología mi soporte vital son las estancias en Motril”

El escribió hasta su final sobre su amada ciudad, su último reciente  libro de próxima edición, “Motril. Guerra  Civil”.  Y el que preparaba, lo acabará ya en el Cielo, sobre el General motrileño Cándido Hernández de Velasco.  Para nuestro recuerdo quedan , sus publicaciones, libros y artículos periodísticos y de investigación,

En sus palabras de agradecimiento a que el Ayuntamiento de Motril editara su libro “El litoral motrileño. Varadero, Torrenueva, Calahonda. Historias, Relatos y Recuerdos” , decía mi padre que es un homenaje “a las personas que viven de la mar y a las que en ella encontraron la muerte, como es el caso del marinero Manuel Caparrós Álvarez que desapareció en Gran Sol, en Finlandia, en 1985, que iba enrolado en un barco de pesca, dejando una viuda y tres hijos huérfanos”.

Y añadía, “el mar sigue teniendo un poder de atracción, ya que cuando uno posa la mirada en el horizonte, siempre recuerda cuando era niño y disfrutaba chapoteando en la playa porque el mar también es libertad”.

“Motril está hecha de todos esos matices: las traíñas y mamparras, los marineros arremangados sacando el copo, la moraga y el crepitar de las cañaveras… Motril se mece con el traqueteo del tranvía que iba a la playa, se peina con los vientos que soplan en el Club náutico para degustar unas espichás viendo partir los barcos desde la bocana del Puerto”.

Otros de sus escritos y libros recuerdan a personajes y hechos de la ciudad,  el Cardenal Belluga, María Antonia la Caramba, Maria del Carmen Hernández Espinosa, o ‘Emilio Díaz Moreu: Marino y Político’, entre otros.

Y trabajos de investigación como El Callejero Histórico de Motril, Efemérides motrileñas, Biografía del maestro de escuela D. Juan Rodríguez Pintor,  Litoral Motrileño. Recuerdos y Notas,   Motrileñismos, el habla  de la playa , Motrileñismos, léxico azucarero etc.

Fundó la AMEM (Asociación de Motrileños en Madrid, 1979), creó la Biblioteca de temas motrileños en la Casa de Granada en Madrid (1989),

Escribió artículos y colaboró en El Faro de Motril, Radio Juventud de Albacete, Radio Motril, Hojas del Lunes de Córdoba, en la revistas Córdoba en Mayo, Tambor de Baena, Grupo de Estudios Motrileños (1986), Motril (1987) y Mucho Motril. Fue colaborador habitual de Radio Onda Sur de Motril   y de Motril Cofrade y contribuyó con sus trabajos en las ediciones de la revistas Guadalfeo y El Matusalén.

2) De su familia. Lo resumiría escribiendo sobre nuestras impresiones al sucederse su deceso. Falleció dulcemente y en paz, rodeado de su adorada mujer, mi madre, la misma y única de los últimos 60 años (incluidos  dos de noviazgo “a la antigua”), sus tres amados hijos y en su recuerdo, de José Antonio, del que nunca se olvidaba y que falleció en 1963  y rodeado también de sus nietas presentes Marina y Ana, las dos que viven en Madrid.

El sentía que con su mujer, hijos y nietos había cumplido como compañero, padre y abuelo y así fue. Recuerdo, todavía hace unas horas, cuando miraba arrobado a mi madre Marina, presente en su habitación del hospital. Mis hermanas, Marina e Inma, tan cercanas a él y que le han acompañado día y noche en sus últimas horas y constantemente en los últimos años de su existencia, para darle amor y compañía, junto con mi madre. Y yo mismo, aunque lejano en el espacio, cercano también con su forma de ver la vida y en la influencia beneficiosa que ha tenido sobre mis hijos,  Rogelio, Juan Carlos y Daniel, sobre mi esposa Desiree y sobre mí mismo. Lo mismo que ha sucedido en las familias de Marina y sus hijos, Carlos y Juan y en la de Inma y sus hijas Marina y Ana.

  • De su relación con Dios. Sólo citaré sus propias palabras, en una reciente entrevista:

“Yo soy uno de aquellos -comentaba papá- que fueron llamados a la viña en la hora undécima, y al final de la jornada percibieron igual salario que los contratados en la hora nona… y al rayar el día. 

El Dueño, que pagó lo estipulado a los que habían vendimiado agotadoramente bajo el bochorno canicular, les reprochó su avariciosa protesta en demanda de una retribución proporcional. 

No estoy legitimado para opinar en el contencioso, puesto que soy parte interesada, aunque entiendo que tampoco debo silenciar mi gratitud al que me distinguió con su largueza, ni puedo dejar de recordar afectivamente al que me benefició con su inmensa misericordia; de lo contrario me tendría por un renegado sin esperanza, y así no quiero reconocerme ahora que, tras procelosa travesía, oteo la otra orilla a escasas singladuras”.

La relación de José, mi padre, con la vida y con los demás se puede resumir en la profunda huella que ha dejado en sus siete nietos, Rogelio, Juan Carlos, Daniel, Marina, Carlos, Ana y Juan, ellos seguirán su camino en sus vidas y estoy seguro que, tras  haberlo conocido, ello les ayudará a realizarse como seres humanos, a mejorar sus propias respectivas vidas y las vidas de aquéllos que los conozcan, como así hizo su abuelo.

Gracias papá.

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